Conóceme
Soy Fernando Manzanilla Prieto, mexicano de nacimiento, poblano por adopción y por convicción. El mayor tesoro que tengo es mi familia. Decidí compartir mi vida con una mujer extraordinaria con quien tengo 8 años de casado. Mis padres y mis mentores, me inculcaron el valor de “ser para los demás” como un principio de vida.
Soy un apasionado del servicio público. Desde hace 20 años la vida me ha dado el privilegio de trabajar por el bienestar de las familias poblanas. Esta experiencia me ha formado una visión clara para impulsar políticas públicas que permitan a las personas alcanzar mayor bienestar, felicidad y un mejor nivel de vida. Mi mayor anhelo, es que a mi estado le vaya bien. Lo que me alienta y me motiva cada día es saber que tengo una nueva oportunidad de hacer algo para mejorar la vida de las familias poblanas. Esa es mi misión y esa es mi pasión, saber que puedo contribuir a la transformación de Puebla para que vuelva a ser un estado tranquilo y seguro. Una entidad en la que impere el orden y se respete la legalidad, en la que todas y todos podamos trabajar y divertirnos con la tranquiliad de que nuestra vida y nuestro patrimonio están seguros.
He tenido el honor de desempeñar el cargo de Secretario General de Gobierno de Puebla en tres ocasiones, en administraciones diferentes y con distintos partidos políticos. El principal aprendizaje ha sido que, si no existe un entorno de paz, no puede haber prosperidad ni desarrollo. Que las personas, las familias y las comunidades requieren vivir en un ambiente de paz y tranquilidad, para poder aprovechar todo su potencial.
En Puebla llevamos años viendo cómo aumenta la división, el enojo y la violencia social.
Hemos sido testigos de cómo la ley se aplica a medias y del debilitamiento de las instituciones de seguridad y el aumento de la impunidad y la criminalidad. De cómo los valores y principios que antes nos mantenían unidos, se han ido perdiendo.
Estoy convencido de que la única manera de reconstruir los lazos de convivencia, que algunos llaman “tejido social”, es rescatando precisamente, los valores que nos unen. Creo que ha llegado la hora de recuperar el pleno respeto a la legalidad. Para lograrlo debemos impulsar, como nunca antes, la profesionalización y el fortalecimiento de nuestras policías y apoyarlas, sin contemplaciones, en el combate a la delincuencia.
También creo que es urgente que gobierno y sociedad, trabajemos unidos para acabar con la pobreza, la desigualdad y el deterioro del medio ambiente. Para ello, debemos aprovechar el talento, el empuje y la creatividad de las nuevas generaciones, crear, como nunca antes, pequeñas y medianas empresas, generar más y mejores empleos que garanticen prosperidad, siempre pensando en un mejor futuro para todos.
Ha llegado la hora de impulsar un gran acuerdo entre todas y todos, amplio e incluyente, que nos ayude a reconciliarnos como mexicanos y como poblanos. Un nuevo contrato social que nos ayude a recobrar el respeto a la legalidad y a las instituciones que nos brindan unidad y nos dan certidumbre y seguridad como sociedad.
Ello implica impulsar una nueva manera de hacer gobierno, más transparente y honesta. Recuperar la mística del servicio público, más humana, centrada en la gente, que garantice transparencia en el uso de recursos públicos a partir de resultados claros.
Creo en la gente. Estoy convencido de que el ser humano está diseñado para hacer el bien. Que hay una parte en cada uno de nosotros que nos motiva a ser constructivos, bondadosos, productivos y compasivos. Pensar así me hace más fuerte, día a día. Me permite renovar mi confianza y mi convicción de que es posible cambiar. Que es posible construir algo mejor. Creo firmemente que, trabajando cerca de la gente, podremos generar nuevos lazos comunitarios que nos hagan mejores personas y mejores ciudadanos. Estoy convencido de que ése, es el camino para recuperar la fortaleza cívica, ética, moral y espiritual, necesarias para construir, como nación, un sueño común.
Es así como quiero trascender: como alguien que logró un cambio positivo en la vida política, económica y social de su estado y de su país. Como un ser humano comprometido con servir a los demás, que supo inspirar y revolucionar conciencias. Como una persona que, desde su trinchera, supo transformar su entorno, siempre en favor del bien común. Como un ser humano dispuesto en todo momento, a luchar en favor de su comunidad.